16 de març 2011

Plou.

Fotografia de Sara Garcia.
Avui m’he despertat, com sempre, a les set. Puntual.  M’he posat la bata i les sabatilles i he anat cap a la finestra. L’he oberta i ha entrat un corrent d’aire molt fred. M’ha refredat el rostre i m’ha fet posar-li mala cara al dia.
Plovia a bots i barrals, cues de cotxes, nens saltant als bassals, mares emprenyades, homes vestits amb elegància, iaios i iaies compartint paraigües, autobusos plens, carrers inundats, nadons al cotxets tapats fins al coll, desfilades de nenes presumint dels seus impermeables, vent, olor a herba fresca, adolescents pensant que no agafaràn un refredat anant sense paraigües i amb una sola màniga...
El cas és, com anava dient, què ja no tindré un bon dia: em mullaré els baixos del pantalons, s'em refredaran les mans, relliscaré pel carrer... No m’agraden gens els dies com aquest. Tot i així no penso quedar-me aquí tot el dia. Avui és dissabte, per cert, l’últim dissabte de l’ hivern del 2011 i, per tant, no penso estar-me a casa avorrida i solitària.

11 de març 2011

11 de Marzo de 2011.

Hoy es día 11 de Marzo de 2011. Hace siete años, en un mismo día como hoy...

Susana, iba de camino al trabajo, después de haberse tomado su café de cada mañana.

Sara, madre primeriza, llevaba a su hija de un mes a la visita pediátrica semanal.

Álvaro, llevaba a su hijo al colegio.

Jesús, iba de camino a la empresa, al igual que Alicia.

Siempre la misma rutina…

Eran las 7:36 minutos de la mañana. Miles de pasajeros viajaban en tren por vías de la Comunidad de Madrid, al igual que por el resto de España.
Las cámaras de grabación de la estación de Atocha indicaban que a las 7:36 ya había explotado una de las bombas. A las 7:38 la segunda, en el quinto vagón; y a las 7:39 la tercera, en el cuarto vagón. A la vez que estas, en la estación de El pozo del Tío Raimundo, explotan otras dos, mientras que en la estación de Santa Eugenia, una. Segundos más tarde, ni más ni menos que cuatro bombas, explotan en la Calle Téllez, ocasionando, un total de 177 muertos al instante o minutos después y 1.857 heridos. El número total de fallecidos sería 191 más dos fetos en gestación.

La vida rutinaria para estas 191 personas, había acabado.

Susana, ya nunca más iba a tomarse el café de las siete, ya que nunca más cogería un tren para ir a trabajar.

Sara, madre primeriza, no debía volver más a la consulta pediátrica.

Álvaro y su hijo no volverían al colegio nunca más.

Y Jesús y Alicia, no llegarían nunca a la empresa.

Actualmente, después de siete años, mucha gente no olvida lo ocurrido. Hoy, mucha gente guarda un minuto de silencio por todas aquellas víctimas que sufrieron hasta el final. Por todas aquellas personas que no se rinden y luchan contra la violencia, por todos aquellos que sufrieron y hoy siguen sufriendo. Por toda aquella gente que abandonó sus vidas ahí, sentada en el vagón… Y yo, yo lo guardo por ellas.

                                                                                                              
En memoria de las 191 víctimas.

Sandra.

03 de març 2011

8 de Enero de 1997

Todo estaba previsto. Ingresaría en el hospital Clínic de Barcelona a las diez de la mañana del 8 de Enero de 1997. No di mucha guerra. Fui buena, y no lloré mucho.  A las 6 de la tarde mi madre ya podía cogerme en brazos mientras yo gimoteaba e intentaba dormir. Fue un fracaso, entre abrazos, besos y visitas, mi siesta empezó a las nueve y media de la noche, justo cuando acababa la hora de visita. Para mí fue un día como muchos otros posteriores, pero según mis padres, les cambié la vida… Cosas de adultos, pienso yo. ;-D