17 d’octubre 2011

Charlie.

¡Anda mira! Jaja, un arañazo tuyo. Buf, que travieso que has llegado a ser tú ehh... Hasta se me ha quedado una cicatriz. Siempre has sido muy juguetón... bueno, ahora no mucho, pero puedo entenderlo. Me acuerdo del primer día, de cuando empezó todo. En una caja de zapatos. Que monino. Gris y blanco por la barriguita. Y tus ojitos azules traviesos que hacían una mirada picarona y tranquilizante a la vez... Las patitas pequeñas con uñas alargadas y finas. Correteabas de un lado al otro de casa. Investigando cada esquina, descubriendo cada rincón. Desde pequeño has curioseado todo, lo nuevo, y lo viejo. En cuanto veníamos de comprar, asomabas por ahí tu hocico, buscando qué sé yo. Con un sonido de cascabel que nos informaba de tu estancia en cualquier lugar. O tus maullidos de “tengo hambre” o “tengo sed” o “tengo miedo…” Entonces, yo cogía y te espachurraba, te acomodabas en mi falda y te dormías, tan contento, con una carita dulce y entrañable… ¡Son tantas cosas!
 Hoy hemos tenido que ir de urgencias a la clínica veterinaria, llevas unos días que no eres tú… Tienen que hacerte más pruebas.  Sé que la palabra tumor suena mal y es fea. Y no hablemos de sacrificación... pero tienes que ser fuerte. Tú y yo, los dos. Pase lo que pase, decidamos lo que decidamos, te quiero, te he querido y nunca voy a olvidarte. ¡Charlie, a por todas! 


13 d’octubre 2011

Paisaje.

Viajaban en el ferrocarril, uno frente al otro. Observaban el paisaje, ausentes de cualquier cosa que pudiera pasar ahí dentro. Veían pasar árboles,  pájaros, montañas…. Y ahí al fondo, jugando al escondite, el mar.



12 d’octubre 2011

Laura

Aquí os deixo un curtmetratge...

La història tracta de la relació de tres amigues, explicada per una de elles en primera persona. Al llarg del relat veiem el moments més tendres i feliços que han passat juntes i com ha anat...
Amb la col·laboració del profe de música Víctor Ruset.

03 d’octubre 2011

Un frasco.

Ocurrió cuando ya caía el sol. Cuándo los pájaros volvían a sus nidos. Las calles ya se recogían. Nosotros, seguíamos en un abrazo profundo. Pensar después de mucho tiempo sin besos y con lágrimas. Acordarse de todos los sueños muertos, de las palabras desdichas, de los detalles olvidados, de las sonrisas perdidas, de las caricias rotas y de las noches sin luna. Pensar y repensar. Creer en todo y no creer en nada. Echarte de mi cabeza a patadas, con todo mi odio posible acumulado hacia ti. Imaginar que te tengo en un frasco, pequeñito, pequeñito, que puedo abrir en cualquier sitio: en el trabajo, mientras como, en la parada del autobús… Y así, imaginar que te tengo. Que estás aquí conmigo, a mi lado. Borrarte de mi pasado, y de mi presente, pero intentar no hacer planes contigo en un futuro. Y sigo pensado. Mientras me fundo en tu abrazo. Mientras me deshago. Mientras toco tu piel, suave, bonita. Mnnh, tu piel… Ahora ya no sirven las ganas de odiarte, ni de perderte, ni de borrarte. Ahora solo quiero las ganas de tenerte, otra vez aquí. Ahora, solo quiero un “nosotros dos”. Clap, he cerrado el frasco tan pequeño. Aquel frasco lleno de ti.