14 de maig 2012

Adiós


Cuando te marchaste algo dentro mío murió. Ahora que lo pienso en frío, me supongo que es algo normal: cuando algo que ha formado parte de tu vida durante muchos años se va, algo en tu interior se apaga, se marchita, como una flor cuando pasa la primavera y llega el otoño...
No me había dado cuenta de que se había ido yendo poco a poco. Quizás fue mi culpa por no aprovechar los últimos suspiros, o los primeros suspiros también... o ya puestos, creo que debería haber aprovechado todos y cada uno de esos segundos. Algunos había sido imposible por falta de tiempo, o de ganas, o de ambos... aunque siempre hacía un huequecito para disfrutarte...
Ahora que ya no estás es cuando más cosas se me ocurren para hacer, para vivir contigo. Pero se me hace un poco difícil en esta etapa sin estar contigo, sin estar en ti. Aun que sepas, compañera, que todo aquello que te prometí pienso cumplirlo.
 Creo que me toca dar portazo, cerrar las ventanas, las cortinas y las persianas, cambiar de muebles, de estilo… ir a la peluquería y cambiarme el look…
Quiero darme cuenta y suena el teléfono. Voy a ser abuela. La dulce flor de primavera, se marchitó en verano, llegó el otoño y ahora ya es invierno.