05 de desembre 2012

Un, dos, tres, el mundo al revés


Hoy cuando me he levantado lo he visto todo patas arriba. He visto que la estantería estaba bocabajo pero los libros no caían. He apartado la cortina lentamente y, evidentemente, los coches estaban tumbados como perros que buscan las cosquillas de su dueño en la barriga. Los árboles apuntaban hacía abajo y sus raíces salían de las nubes. El suelo seguía en sus sitio, pero las flechas de dirección, de párking y demás estaban del revés. 
En la calle no había nadie, lo único que se veía era la contaminación que llevamos a rastras de años atrás y un viento que hacia mover todo. Ese viento me hizo sentir viva -pero rara. Al abrir la ventana me golpeó en los ojos de manera que tuve que cerrarlos.
El mundo era diferente a tal y cómo lo había conocido hasta ahora.Todo era muy raro y no sabía qué hacer. Intenté rebuscar por los cajones (invertidos) unos pantalones de chándal y una sudadera. Me dejé los mismos calcetines con los que había dormido, me calcé y me dispuse a salir de mi habitación.
Ahora tenía todo el tiempo del mundo para pensar: no encontré a mis padres en mi casa, ni a mis vecinos en las suyas, ni a mis amigos en la línea del teléfono... Al parecer el mundo se había revuelto, había decidido cambiar, había dado la vuelta repentinamente... Lo que no fui capaz de entender entonces es que ya hacía tiempo que había pasado, que se había desordenado el sistema hacía mucho ya, que se había revolucionado el planeta, y la humanidad no se había percatado de ello hasta ahora. Un poco tarde, quizá... cuándo el mundo no sólo había reconvertido su forma política, económica y social, sino también física.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Oh, Sandra, escribes muy bien*3*

Amadeo Frix ha dit...

Este es mundo de los ignorantes. Cuidado que no te atrape!