A veces me acuerdo de ti cuando miro el cielo. “Ahora estarán los dos yayos
juntos” , me intentaban consolar... ¿A mí qué me importa que estén juntos? Es
con nosotros con quién tiene que estar.
Además, allí arriba no hay nada...!
Aún no me he podido hacer la idea de que ya no estás aquí. Todavía se me
hace extraño entrar cada domingo a tu casa (porque no ha dejado nunca de ser
tuya) y ver que no estás en tu lado del sofá. Tampoco no me acostumbro a ver
los partidos del Madrid-Barça sin ti... Ah! Y sé que te alegraría saber que ya
entiendo lo que es un fuera de juego. Y hasta el momento, no he encontrado a
nadie que rasque la espalda mejor que tú.
Y aunque ya no tenga edad para cuentos, me gustaría que me contaras el del
Mono Titiritero que vivía en una palmera. ¿Te acueradas? “Yo soy el mono Titiritero,
soy el más listo del mundo entero!”. O el de el Enano Saltarín... que si la
princesa no adivinaba el nombre en 3 días, se quedaría sin su hijo... Y bueno, la canción de Sandra... ¡cómo la odiaba! Pero cómo la echo de
menos ahora...
Hay veces que, cuando paseo por la calle, huelo tu colonia y me vienen a la
mente un sinfín de recuerdos que serán irrepetibles. Me entristece muchísimo saber que ya no volverás
nunca más. Me duele. Me cuesta entender el por qué te fuiste tan pronto y tan
rápido.
Ojalá no te hubieras muerto y me hubieras podido explicar muchísimas cosas
más. Ojalá volvieras para dejar de ser un tema tabú. No sabes cómo me duele no
haberte podido conocer más y me mata de rabia no haberme dado cuenta antes.
Tus chistes, tus solitarios, tu piano, tu perfecta estrategia al dominó que
he heredado, tus havaneras, tu braille, tú.
Felicidades yayo, te quiero mucho.
1 comentari:
Simplemente precioso.
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