Me toca poner la mesa: cuatro tenedores, cuatro cuchillos, cuatro
vasos, pan, servilletas, agua, ketchup y alioli. Lo he cogido todo a la vez de
la cocina acordándome del dicho quién
mucho abarca poco aprieta y temiendo la precipitación de todo lo que
llevaba. Haciendo un poco de malabarismos he conseguido que todo llegara sano y
salvo a la mesa.
He doblado cuatro servilletas cuadradas por la mitad formando cuatro
triángulos y las he puesto en los cuatro sitios con la punta apuntando hacia
fuera, como debe ser. Después he colocado los cubiertos: mi padre y yo usamos
cubiertos diferentes porque nos gustan más –los nuestros también son diferentes
entre sí. Esta vez no le he puesto sus cubiertos para rabiarle (he, he). Los
tenedores en el lado de dentro y los cuchillos mirando hacia el plato. De los
cuatro vasos, dos me transmiten un aire más femenino y, como es lógico, me
pongo uno de ellos y el otro a mi madre. El pan en el sitio de siempre, el agua
en el centro y los condimentos al lado del agua. Todo listo para comer.
Aún quedaban unos minutos para servir la comida así que me he sentado
en el sofá y a mi padre no le ha faltado tiempo para reponer la mesa: ha
cambiado la dirección de las servilletas de fuera a dentro, ha invertido los
cubiertos, ha cambiado el vaso de mi madre por el de mi hermano (parece ser que
a él no le transmite el mismo aire femenino que a mí) y el pan lo ha cambiado
de lado. Todo mi yo ha empezado a llenarse de rabia debido al desorden de la
mesa*.
¡A comeeeeer! Nos hemos sentado dispuestos a comer y…
-Laura, ¿me cambias el cuchillo?
-¿?¿?¿?¿?
-Éste es de sierra –con un tono persuasivo.
¡Ha ha ha! Yo me río disimuladamente, victoriosa.

¡Qué aproveche!
*Parece ser que he heredado el perfeccionismo (no perfección) de mi padre… me alegro de
no haber heredado muchas cosas más… ;-D
1 comentari:
Nunca hubiera pensado que existieran tantos códigos de la buena mesa. Morir y aprender
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